domingo, 24 de mayo de 2009

AUTORES PRINCIPALES

I. MARSHALL Mc LUHAN ( 21 Julio 1911 - 31 Diciembre 1980):
Educador, filósofo y estudioso canadiense . En su cargo como profesor de la Universidad de Toronto, en 1964, fue una de las primeras voces en realizar crítica directa a la escuela y, a la vez, en promulgar la alternativa tecnológica como sustituta de ella. Este autor pretende que la culturización se realice fuera de la escuela, en la estructura social donde se encuentra el educando. La posibilidad de esta postura, se basa en la utilización y difusión de los medios tecnológicos y audiovisuales. La prensa, la revista, la televisión, la radio, superan la cantidad de información que puede generar los profesores y las instituciones escolares, por lo que se trata de generalizar estos medios y ponerlos al servicio de la formación cultural. Este autor afirma que estos recursos, al ser atractivos y al estar permanentemente en contacto con el niño, cumplen un proceso de enseñanza de un modo más efectivo. De este modo afirma “hoy en nuestras ciudades, la mayor parte de la enseñanza tiene lugar fuera de la escuela. La cantidad de información comunicada por la prensa, las revistas, las películas, la televisión, y la radio exceden en gran medida a la cantidad de información comunicada por la instrucción y los textos en la escuela. Este desafío ha destruido el monopolio del libro como ayuda a la enseñanza y ha derribado los propios muros de las aulas de modo tan repentino que estamos confundidos, desconcertados”.1

II. IVAN ILLICH (Viena, 4 de septiembre 1926 - Bremen 2 de diciembre de 2002):
Se puede considerar como un autor “maldito” en el mundo de la pedagogía, ya que elabora una crítica tan radical de la denominada “educación formal” que pone en cuestión a la propia filosofia del educador profesional y el ámbito principal en el que ejerce su profesión: la escuela, por su centralización, su burocracia interna, su rigidez y, sobre todo, por las desigualdades que encubre. En su obra más importante La sociedad desescolarizada, publicada originalmente en inglés (l970) y más tarde en español(l973), aborda cuatro ideas centrales que son las que impregnan su discurso educativo en general:

1)La educación universal por medio de la escolarización no es viable y no lo sería tampoco si se intentara mediante instituciones alternativas construidas según el modelo de las escuelas actuales.

2)Ni unas nuevas actitudes de los maestros hacia sus alumnos, ni el desarrollo de nuevas herramientas y métodos, ni el intento por ampliar la responsabilidad de los maestros hasta que englobe las vidas completas de sus alumnos dará por resultado la educación universal.

3)La búsqueda actual de nuevos embudos educacionales debe revertirse hacia la búsqueda de su antítesis institucional: tramas educacionales que aumenten las oportunidades de aprender, compartir, interesarse.

4)No sólo hay que desescolarizar las instituciones del saber, sino también el ethos de la sociedad. Ahora bien, el interés de Illich por la escuela y los procesos de escolarización surge a raíz de su trabajo educativo en Puerto Rico y, más específicamente, con educadores americanos preocupados por el rumbo que ven tomar a las escuelas públicas en su país. El propio Illich consigna esto cuando señala, en la introducción de La educación desescolarizada, que debe a Everett Reimer el interés que tiene por la educación pública agregando que, “hasta el día de l958 en que nos conocimos en Puerto Rico, jamás había puesto en duda el valor de hacer obligatoria la escuela para todos Conjuntamente hemos llegado a percatarnos que, para la mayoría de los seres humanos, el derecho a aprender se ve restringido por la obligación de asistir a la escuela”2.

Escolarización y educación se vuelven, desde entonces, conceptos antinómicos para el filósofo. Pasa así a denunciar la educación institucionalizada y la institución escolar como productoras de mercancías con un determinado valor de cambio en la sociedad, donde se benefician más quienes ya disponen de un capital cultural inicial. Con base en esta premisa general, Illich sostiene que el prestigio de la escuela como proveedora de servicios educativos de calidad para la población en su conjunto descansa en una serie de mitos que se definen a continuación:

El mito de los valores institucionalizados
Este mito, según Illich (1985), se funda en la creencia de que el proceso de escolarización produce algo de valor y, por consiguiente, genera una demanda. En el caso de la escuela, se asume que ésta es productora de aprendizajes y que la existencia de escuelas produce una demanda escolaridad. Illich sostiene que la escuela enseña que el resultado de la asistencia es un aprendizaje valioso, que el valor del aprendizaje aumenta con la cantidad de información de entrada y que este valor puede medirse y documentarse mediante grados y diplomas. Postula, en contraposición, que el aprendizaje es la actividad humana que menos manipulación de terceros necesita. Que la mayor parte del aprendizaje no es consecuencia de la instrucción, sino el resultado de una participación de los educandos en el contexto de un entorno significativo y, sin embargo, la escuela les hace identificar su desarrollo cognitivo personal con una programación y manipulación complicadas.

El mito de la medición de los valores
Según Illich (1985), los valores institucionalidos que infunde la escuela son valores cuantificables. Pero, para él, el desarrollo personal no es mensurable con base en los patrones de la escolaridad y, una vez que las personas aceptan la idea de que los valores pueden producirse y medirse, tiende a aceptar toda clase de clasificaciones jerárquicas. “Las personas que se someten a la norma de otros para la medida de su propio desarrollo personal, escribe Illich, pronto se aplican el mismo patrón a sí mismos. Ya no es necesario ponerlos en su lugar, pues se colocan solos en sus casilleros correspondientes, se comprimen en el nicho que se les ha obligado a buscar y, en el curso de este mismo proceso, colocan asimismo a sus prójimos en sus lugares, hasta que todo y todos encajan”.

Los mitos de los valores envasados
La escuela vende currículum, dice Illich, y el resultado del proceso de producción de currículum se asemeja a cualquier otro artículo moderno de primera necesidad. El distribuidor-profesor entrega el producto terminado al alumno-consumidor, cuyas reacciones son cuidadosamente estudiadas y tabuladas a fin de proporcionar datos para las investigaciones que servirán al modelo siguiente que podrá ser “desgraduado”, “concebido para el alumnado”, “con ayudas visuales” o “centrado en temas”.

El mito del progreso eterno
Al hablar de consumo, Illich (1985), habla también de producción y crecimiento. Y relaciona estos factores con la carrera por las calificaciones, los diplomas y los certificados, ya que cuanto mayor es la proporción de calificaciones educativas, mayores son las posibilidades de acceder a mejores ocupaciones en el mercado laboral. Este es, para Illich, un mito sobre el cual se basa en gran parte el funcionamiento de las sociedades de consumo, siendo su mantención parte importante del juego de la regulación permanente. Su ruptura, según Illich, “pondría en juego la supervivencia no sólo del orden económico construido sobre la coproducción de bienes y demandas, sino también del orden político construido sobre la nación-Estado”. Se enseña a los estudiantes-alumnos a ajustar sus deseos a los valores comercializables sin que, en este circuito de progreso eterno, pueda conducir jamás a la madurez. Illich concluye señalando que la escuela no es la única institución moderna cuya finalidad primaria es moldear la visión de la realidad en el hombre. En ello inciden otros factores que guardan relación con el origen social y el entorno familiar de las personas, los medios de comunicación y las redes informales de socialización. Ellos son, entre otros, elementos clave en la conformación de pautas de conducta y de valores. Pero, para Illich, la escuela es la que esclaviza más profunda y sistemáticamente, puesto que sólo a ella se le acredita la función de formar el juicio crítico, función que, paradójicamente, trata de cumplir haciendo que el aprender, ya sea sobre sí mismo, sobre los demás o sobre la naturaleza dependa de un proceso prefabricado.

El propio Illich una vez que denuncia estos grandes mitos de nuestra civilización, propugna en su obra La convivencialidad lo que podríamos denominar una revitalización de la propia vida. Esta revitalización de la existencia pasa por aligerarla de las distintas cataduras institucionales que, según él, la violentan. La ciencia, la escuela o la medicina, en cuanto saberes institucionalizados, imponen limitaciones al entendimiento que anula la interacción humana espontánea y original. En definitiva, las instituciones no sólo no nos ayudan a vivir una vida mejor, sino que, enfatiza Illich, nos sustraen por completo la posibilidad de ella. Así lo expresa con toda claridad: "No somos capaces de concebir más que sistemas de hiper-instrumentalización para los hábitos sociales, adaptados a la lógica de la producción en masa. Casi hemos perdido la capacidad de soñar un mundo en donde la palabra se tome y se comparta, en donde nadie pueda limitar la creatividad del prójimo, en donde cada uno pueda cambiar la vida" 3.

La existencia de una sociedad convivencial no implica la total ausencia de las instituciones —a las que Illich caracteriza como manipuladoras— ni que se pueda disfrutar de determinados bienes y servicios. Actualmente las manipulativas han crecido desmesuradamente, arrastrando a su vez a las conviviales, que mutan transformándose en “falsos servicios de utilidad pública”, así la escuela deseduca. (contraproductividad específica). Por ello la escuela tiene un rol claro frente a este sistema: habilitar a los hombres para garantizar su participación institucional, este principio es válido para todas las escuelas del mundo, dado que son absolutamente semejantes, dado el “programa oculto” que todas profesan : custodia, selección de papel social, adoctrinamiento y educación, siendo este un subproducto o accidente, ya que esta aparece sólo cuando los otros tres roles han ejercido su influencia. Lo que Illich propone es la existencia de un equilibrio entre aquellas instituciones que generan demandas que pueden ser satisfechas por ellas mismas y las instituciones que apuntan a satisfacer el desarrollo y la realización de las personas (Illich y Reimer,1978).

Dentro de su propuesta, este autor plantea las siguientes alternativas para garantizar el derecho a la educación: una de cariz tecnológico, ya que la escuela se sustituiría por un banco de conocimientos donde todo el mundo podría aprender. Esto se puede conseguir gracias a los medios tecnológicos y audiovisuales. Junto con estas instituciones Illich propone dotar a las familias de una renta educativa inversamente proporcional a su nivel de riqueza y que esta podría ser consumida por el sujeto a través de toda su vida y en función de sus necesidades de aprendizaje. En definitiva Illich pretende suprimir la presión y coacción y estimular las opciones voluntarias, que garanticen la formación permanente de los ciudadanos.

III. EVERETT REIMER ( -1998):
Causó gran impacto social en 1974 con su obra La escuela ha muerto, que radicaliza no tan sólo las críticas a la institución escolar; que en los años sesenta y setenta se posicionaban como la vanguardia del progreso y desarrollo del planeta, sino también un conjunto de argumentos cargados de sentido común que debían conducir a la desaparición de los recintos escolares. Según este autor, la escuela sólo custodia a los alumnos al tiempo que suprime su creatividad y reprime la espontaneidad intelectual de los niños y jóvenes. La alternativa que propone Reimer coincide en buena parte con la expuesta por Illich, ya que también se apoya en la tecnología educativa al ser ésta capaz de acumular información sobre los objetivos y contenidos educativos y ponerlos a disposición de los ciudadanos. Reimer insiste en la reconversión del profesor, hacia su pleno desarrollo funcional en lo educativo y formativo, el que deberá transformarse en un consultor dispuesto a asesorar a los alumnos para cubrir sus necesidades e intereses educativos.

IV.PAUL GOODMAN (9 Septiembre1911 – 2 Agosto1972) :
Escritor y activista anarquista estadounidense. En su visión crítica acerca de la escuela, postula el alejamiento sostenido que esta institución ha tomado con las estructuras comunitarias, lo que ha limitado la experiencia del verdadero aprendizaje: la práctica. Para este autor, la escuela se encarga de ejercer una presión permanente e ilusoria, que tensiona al estudiante, y cuyo efecto es la generación de necesidades académicas ficticias, muy alejadas de aquellas propias que el educando requiere conforme a sus intereses. En su obra La Deseducación Obligatoria (1964), Goodman califica el rol de la escuela, en su primer grado, como guarderías infantiles, en respuesta al vertiginoso crecimiento urbano. En los grados medios y superior actúa como “auxiliar de policía” ,controlando a los individuos gracias a agentes y campos de concentración subvencionados en el presupuesto, a título de “Departamentos de Educación” (Trilla 2002).

Para revertir esta situación, Goodman señala que es necesaria de algún modo la comunidad educativa vivencial (la convivencia tradicional entre discípulos y maestros). Por ello propone una solución mixta, así desaparecería al menos en parte, el peligro de institucionalización estatal de la educación y la asunción de la misma por una sociedad civil que no estaría atomizada, sino que, organizándose, cambiaría al mismo tiempo escuela y sociedad. Goodman era más partidario que Iván Illich de las escuelas alternativas o paralelas. Para los más pequeños, la escuela se concibe como un edificio no obligatorio, descentralizado, y subdividido en pequeñas unidades o casas Club, con el fin de personalizar la educación y aumentar su eficacia, sin exámenes ni calificaciones. La enseñanza técnica sería asumida por las empresas, para que mediante una formación directa los futuros trabajadores fuesen aprendiendo la autogestión. Finalmente, la universidad también tendería a descentralizarse en una red de grupos autónomos de estudios. De este modo, la auténtica educación, es decir, el autodidactismo o aprendizaje autónomo, podría darse en una nueva sociedad, que él la situaba en el plano de la utopía como la ciudad educativa, un proyecto comunitario donde todos los sectores y adultos de la ciudad cumplirían una función educativa: se trata de que sea la ciudad la que eduque, y no la escuela.

V. JOHN HOLT (Nueva York 1923 - 1985):
El punto de partida de este profesor estadounidense, es la crítica a la escuela convencional por las consecuencias negativas para el estudiante respecto del tipo de relación que allí se establece, que anula las capacidades educativas del educando y le integra en una sociedad acrítica y conformista, que no aspira a mejorar al hombre o a reformar la sociedad. Al igual que Goodman señala la fuerte presión y ansiedad que el sistema escolar ejerce sobre los estudiantes, al desentenderse de sus necesidades de conocimiento e intereses (Trilla, 2002). Por este motivo, en un principio, y bajo la influencia de las teorías libertarias y antiautoritarias, planteó la instauración de escuelas libres, como alternativa a las escuelas públicas y privadas de carácter obligatorio; en esta época, sus esfuerzos se dirigían a tratar de transformar radicalmente la concepción de la educación que caracterizaba a las instituciones escolares existentes en aquel momento, pero no buscaba su completa desaparición, sólo convertirlos en espacios más interesantes, agradables, respetuosos de la individualidad infantil y más libres. Holt acuñó el término unschooling que se diferencia de deschooling ((Illich) porque el primero significa sacar a los niños del colegio mientras que el segundo persigue cambiar las leyes para no hacer la escuela obligatoria.

Unos años más tarde, en vista de que sus intentos no fructificaban, y al observar que las diversas reformas educativas que se elaboraban desde la administración educativa no se orientaban hacia su modelo educativo, Holt adopto una postura más radical apoyando el movimiento de la “Escuela en Casa”. Creó su propia revista ( Crecer sin escuela, en 1977 se ha seguido publicando hasta el 2001), primera revista en Estados Unidos que trataba el fenómeno Homeschooling. Este particular planteamiento de desescolarización, resulta de una manera eficaz en la práctica y deja de concebirse sólo como una alternativa teórica o como una crítica más a la institución escolar .Al formular ésta alternativa de educación, Holt sostiene suprimir la escuela convirtiendo a la familia en centro educativo, en un sentido amplio, unschooling describe un enfoque donde los métodos de educación no están basados en la escuela, si no que los hijos se formarán en el propio hogar con la tutoría y supervisión de sus padres y familiares y la asesoría externa de especialistas a través de revistas y bibliografía elaborada. Para los defensores de esta práctica educativa, la familia está en mejores condiciones de formar el sentimiento, la voluntad y la sensibilidad, así como facilitar la educación moral y social. En el ambiente familiar los niños se autogobiernan y desarrollan sus actividades educativa ,previamente consensuadas con sus padres, y los quehaceres que le corresponden dentro de la unidad familiar.

VI. PHILLIP COOMBS
Indica que es posible ver que la educación vive una crisis mundial. Analiza el estado de la educación y explica que hay una crisis por disparidad ya que ha habido cambios sociales, revoluciones científicas y tecnológicas, pero la educación no se ha adaptado a las nuevas necesidades sociales. Proponía hacer frente a esta crisis modernizando la estructura educativa, desde el personal hasta el proceso educativo, utilizando las innovaciones tecnológicas, y fomentando la educación informal. 4.

VII. EDGAR FAURE
Tiene la convicción de que la computadora podría desarrollar un aprendizaje eficaz, y que crearía un diálogo con el alumno, estimula el desarrollo autodidacta y además facilita la educación permanente, necesaria para los adultos al tener que enfrentarse a una sociedad que se desarrolla e innova rápidamente. Los recursos tecnológicos deben servir a la educación para “desarrollar en el individuo una toma de conciencia científica de los métodos de adquisición y utilización de los conocimientos” 5. Este autor da cuenta de la formación de escuelas alternativas a la tradicional, durante la década del sesenta: escuelas polivalentes ( y con espacios polivalentes, cuya arquitectura puede ser cambiada según la necesidad del momento), universidad libre a distancia, universidades sin muros. Aboga por la apertura de la escuela a la comunidad, concebida como un centro cultural abierto y donde los padres puede participar el la elaboración de la educación (como pasa en las escuelas comunitarias). Reafirma la idea de que la educación debe ser un elemento de liberación., y que se debe construir en forma individual y colectiva.

VIII. TORSTEN HUSEN (Suecia, 1916):
En su libro La sociedad educativa (1978), plantea la necesaria transformación de la comunidad en una compleja institución educativa, desinstitucionalizada en la que el centro escolar tendrá que jugar nuevos papeles: estar abierto a la realidad y al mundo del trabajo, integrar a las aulas las tecnologías que ya son de uso social, una escuela adaptada al niño y a la realidad circundante al mismo tiempo. Según Husen, la explosión del conocimiento obliga al logro de una sociedad educativa, en la que el aprender y el innovarse deberá formar parte de la realidad vital de todos los hombres y mujeres del Planeta. La sociedad del aprendizaje es una incipiente realidad, que ya se vislumbra en múltiples proyectos formativos que confluyen al mismo tiempo sobre las personas.
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1. Carpenter,E ; Mc Luhan,M (1960):El aula sin muros. Citado en Trilla, J. (coordinador)(2002). El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI. España: Graó, capítulo 11, p 292,276.
2. Illich, I.: (1985) La sociedad desescolarizada, México, p.3. Disponible en ://entornoalaanarqu a.com.ar/pdf/la.sociedad.desescolarizada.pdf
3. Illich, I.: (1978) La convivencialidad, México. Disponible en http://www.scribd.com/doc/2317931/Illich-Ivan-La-convivencialidad
4. Illich y E. Reimer (1978): La desescolarización de la sociedad.En, J. Palacios La cuestión escolar, críticas y alternativas;Barcelona . Editorial Laia, 451 p.
5. Olegario Negrín Fajardo, Teorías e instituciones contemporáneas de educación. Editorial Ramón Areces,2005. Pp. 139-144.
6. Faure, Edgar; Herrera, Felipe, et al. Aprender a ser. La educación del futuro.Editorial Alianza/UNESCO, 1973. p.205.
7. Husen, T (1978) La Sociedad Educativa. Madrid. Ed. Anaya.

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